Foursquare es una comunidad sencillita y relativamente nueva en nuestro medio.
Se manifiesta como una aplicación web de referencia geoestacionaria donde se comentan lugares atractivos para los amigos. Además bien usado se puede incluso volver un microblog pues se pueden poner consejos, estados de animo y rutinas en lugares específicos de la ciudad.
En la dirección web uno puede crear el perfil pero directamente desde un celular de gama alta que tenga servicios de GPS se podrá descargar la aplicación móvil. En este momento hay versiones para iPhone/iPod (aunque el iPod tiene quemada la referencia geoestacionaria y toca forzar los lugares cercanos pero Apple va a ser más estricto con esto y con las referencias desde la página porque no son realmente comprobables) y recientemente aplicación BlackBerry.
La aplicación como tal no es muy amigable pero cogiéndole el tiro se encuentran las gracias de entrar a un restaurante nuevo y que un amigo le haga la recomendación de un buen plato o una buena entrada o mejor aún qué tal en un día bien jarto ser tentado por un grupo de amigos reunidos en un buen sitio a tomarse una pinta de cerveza.
Todos los días, aproximadamente 2.5 millones de londinenses (fuente Wikipedia) utilizan los servicios del metro en Londres. Cifra que podría ser muy atractiva para cualquier publicista o gerente de mercadeo como punto de contacto con determinada marca. Pero existe un pequeño inconveniente: El comportamiento del consumidor cuando está dentro del metro. Tenemos a un consumidor que va de prisa, ensimismado pensado en sus asuntos, por lo general, leyendo su propio libro o pegado a los audífonos de su iPod; es un consumidor que no está atento a ningún tipo de estimulo del exterior, es un consumidor cero receptivo a cualquier tipo de publicidad.
En medio de este panorama, nace hace ya 11 años, “Metro” un diario gratis que circula en el metro de Londres y de las principales ciudades aledañas. En la mañana ya se sabe que en las entradas de las estaciones habrá un mueble con periódicos para el día o muchas veces también se tiene una especie de impulsador que hace que uno no tenga que ni parar a recoger su ejemplar porque éste llegará directamente a sus manos.
En el Metro no encontrarán grandes análisis noticiosos, nop, se encuentran reseñas rápidas de los hechos, sólo para mantener informada a la audiencia de lo que pasa tanto a nivel nacional como internacional. Muchas personas dicen que este periódico no es crítico, no es relevante en sus noticias, pero ese es precisamente su objetivo: Dar hechos relevantes de las principales noticias porque está planeado para ser leído en 20 minutos, el recorrido promedio de los londinenses en el subterráneo.
Todavía me acuerdo que cuando llegué a Londres pensé que encontraría en el metro un escenario completo de nuevas propuestas publicitarias; y no ha sido así. Tenemos avisos en sus paredes, algunos con algo de movimiento y hasta animaciones cortas. Dentro de los trenes también hay pequeños afiches. De resto, tenemos un periódico que todos los visitantes esperan cada mañana y aunque no es la maravilla, es el medio de comunicación que se ha apoderado del metro. Seis meses después, habiendo caminado por sus instalaciones, por lo menos dos veces al día, me doy cuenta que aunque hay mucho por hacer, el recorrido no es fácil porque es un espacio en el que aunque todos pensemos que el consumidor está sin hacer nada, está precisamente en un limbo en el que es difícil de entrar.
Por ahora, seguiré viendo a los londinenses sentarse a leer “Metro” durante su recorrido en el metro hacia su trabajo o lugar de estudio y será entretenido seguir viendo cómo pasa de mano en mano porque cuando alguien termina su lectura no han pasado dos segundos para que alguien ya esté solicitando leerlo.
Me ha sorprendido lo mucho que puede alterar la humanidad el hecho de que Steve Jobs dé una conferencia.
Recientemente (miércoles 27 de enero de 2010) pude apreciar la ansiedad, pre y post conferencia, de la humanidad gracias a las comunidades a las que estoy vinculado que sumado a la revisión del video de su presentación me permiten percibir cosas realmente desconcertantes.
Tratemos por ahora de alejarnos del hecho mismo del lanzamiento del iPad para discutir sobre como hace su presentación Steve Jobs.
Lo primero es que no me parece para nada casual que empiece su conversatorio con una cita de David Carr de The New York Times que habla del revuelo que tuvo la tabla de los diez mandamientos entregada por “dios” a Moisés y hace referencia a que no había habido tanta atención del público a una tabla como la atención prestada a la de los diez mandamientos. Es como si nos estuviera dando la bendición y nos preparara para orar.
Lo segundo su forma de hablar acertivamente es decir con aseveraciones irrefutables pareciera estar compartiendo verdades dogmáticas que no se nos puede ocurrir discutir, primero porque no hay espacio y segundo porque son provenientes de una fuente fidedigna (ó según el Real Diccionario de la Lengua Española: Digno de fé).
Lo tercero es que pareciera sólo estar vendiendo belleza, hermosuras, linduras, ociosidades y comodidades más que funcionalidades y practicidad. No sólo son verdades irrefutables son verdades divinas.
Lo cuarto es que pareciera haber evangelizado tanto a sus empleados como a sus aliados en EA Entertainment, The New York Times o Gameloft, por ejemplo, para que distribuyan su palabra de la misma forma en que Él lo hace, es decir, sus apostólicos oradores difunden la palabra de Apple a la imagen y semejanza de Steve Jobs.
Lo quinto, el optimismo y animosidad con la que fluye su mensaje hipnotizando a los espectadores parece una misa evangelista donde todos asienten lo que están escuchando con aleluyas y júbilos.
Lo sexto, la demostración de las características del aparato como actos inconcebibles lo hacen más que un mago, un ser maravilloso. Lo divertido es que no es tan espectacular armar una presentación de diapositivas o empezar un escrito en un procesador de texto sin embargo las alabanzas del público lo hacen ver un como un gran milagro.
Lo séptimo, la respuesta pagana de los incrédulos e infieles que compararon el iPad con un iPod más grande a partir de la libre distribución de la presentación en un video de una hora y media.
Lo octavo, la respuesta fanática de los fieles a sus detractores y críticos a partir del mismo video y sus silbidos en Twitter y Facebook.
Lo noveno no robarás en iTunes.
Lo décimo ahora tampoco robarás en iBooks.
Tal vez yo sea de los que vaya a esperar una segunda o tercera generación de este nuevo aparatico para tenerlo en mi casa, tal vez yo sea uno de los convencidos que no hay forma más divertida de navegar una página, un juego o tal vez sea de los que piensen que no hay mejor truco que repetir el truco del maestro para seguir vendiendo intangibles y diseño.
Lo que si es cierto es que la diversificación de nuevos medios es un terreno fértil para todos nosotros como desarrolladores de Experiencia de Usuario pero la evangelización de su presentación debe considerarse un poquito más y no digerirse ciegamente como la predicción que hace El Profeta, sin embargo lo que si tiene muy preocupados a escritores, editoriales, publicadores, traductores y distribuidores de la industria del libro es que el negocio podría transformarse radicalmente como lo hizo con industria de la música iTunes en el pasado. Nuevas reglas de negocio se avecinan y si no se está preparado se puede estar bajando la guardia para un golpe contundente y desestabilizador. Una amiga cercana a la industria me confirmó que el revuelo si es grande pero que como dicen los gringos “Adapt or Die”.
Traigo a colación una nota divertida, que hizo MadTV parodiando la presentación de Steve Jobs del iPhone unos años atras 😀
¿Será que versiones posteriores tendrán cámara web, entrada para tarjetas SD, conexiones USB o Firewire? Mínimo si, pero lo más complicado es que por ahora todo eso vendrá por separado y su diseño se verá complementado con el paso del tiempo y la experiencia de los que fanáticamente correrán a las tiendas Mac a comprarse su iPad de primera generación.
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